Tras su presentación en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián donde consiguió el premio especial del jurado y avalada por sus dos nominaciones a los Globos de Oro, "The last showgirl" de Gia Coppola llega de manera humilde a nuestra cartelera para trasladarnos una nostálgica y crítica visión sobre el show business en Las Vegas con un marcado enfoque feminista.
"The last showgirl" es Pamela Anderson, icono de los 90 gracias a la serie "Los vigilantes de la playa", que llevaba desaparecida para el gran público desde hace tiempo. Parece que este título fuera su oportunidad para mostrar otra cara interpretativa más dramática y "seria". Igual que "Pulp fiction" rescató a John Travolta o "John Wick" a Keanu Reeves, nada mejor que una película sobre la caída de una vedette que supera los 50 para que Pamela Anderson se luzca.
Gia Coppola, con planos cortos y deliberadamente "sucios", busca mostrar la decadencia de una época en Las Vegas. Los famosos espectáculos de la ciudad del juego de Estados Unidos evolucionan y no perdonan. Se busca menos show de revista y más erotismo adolescente. En ese contexto, una mujer adulta no tiene cabida. La película muestra el trato cruel del negocio del entretenimiento y plantea con mucho sentido si valió la pena el esfuerzo realizado.
Pamela Anderson hace un buen trabajo y realmente sorprende con su interpretación. Buena muestra es su nominación en los Globos de Oro, a todas luces inesperada meses antes. También influye el enorme trabajo de Jamie Lee Curtis como amiga de la protagonista. Cuando ambas coinciden en el plano la fuerza interpretativa de la hija de Tony Curtis eclipsa todo lo que le rodea.
Porque "The last showgirl" habla del fin de un ciclo, de una era. Pero no solo es eso, también nos presenta los sacrificios de las mujeres para cumplir con las necesidades de un show gestionado y liderado por hombres. Un ingrato y poco valorado esfuerzo que se aprovecha de las ilusiones y sueños de las jóvenes artistas. El espectador es testigo de una situación donde todos juzgan y nadie ayuda.
En apenas hora y media Gia Coppola presenta un retrato fiel y sincero que abraza el feminismo desde la verdad. Recuperar a Pamela Anderson era un riesgo que podía haber salido muy mal y, sin embargo, se convierte en su mayor virtud. Merece la pena dar una oportunidad a esta mirada tan cercana y crítica. Cabe destacar la maravillosa banda sonora que le acompaña (y que mereció una nominación en los Globos de Oro) y la fotografía tan acorde a la decadente situación que se presenta.
José Daniel Díaz
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