Tras su paso por el Festival de Cannes y el prestigioso festival de animación de Annecy, por fin llega a nuestra cartelera "Angelo en el bosque misterioso". Un cuento lleno de imaginación donde Angelo aprende importantes mensajes a través de los distintos personajes que encuentra en el camino. Una película bonita que recuerda al cine de fantasía de los 90.
A veces se nos olvida el enorme poder que desarrolla un niño a través de la imaginación. Su poder para recrear situaciones o vivir aventuras fascinantes, es un don que el paso del tiempo tristemente va mermando. Lamentablemente infravaloramos su importancia y lo relacionamos con inmadurez. "Angelo y el bosque misterioso" nos recuerda que el aprendizaje de un menor está muy asociado a su manera de afrontar los cambios que se producen en su vida.
Probablemente haya momentos que se quedan en nuestra memoria por muchos años que pasen. Como el protagonista, la posibilidad de perder un ser querido puede ser un campo abierto a desarrollar su propio mundo para salvar el que no nos gusta, el real. Y eso no significa que no sienta el miedo, la tristeza o la ira. Simplemente se muestra como un lugar más seguro y especial.
En el camino de Angelo descubrimos multitud de valores que es importante trasladar a las nuevas generaciones. Uno importante es el de salvar la naturaleza pero hay otros tan relevantes como el de respetar al diferente, ayudar al prójimo, entender los propios sentimientos y saber que mostrarlos no es muestra de debilidad. Es posible que el número de inputs que reciban los niños sea abrumador y difícil de asumir, pero el propósito no es sacar moraleja de cada situación sino generar un entorno donde impere el respeto y la educación.
Nos encontramos ante una película tierna y fácil de ver destinada a un público infantil a partir de los cinco o seis años pero que también emocionará a los más mayores. Una buena opción para aquellos que aún creen en la imaginación y en los bosques misteriosos.
José Daniel Díaz
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