
Algunos críticos comentan que desde "Teniente corrupto", Abel Ferrara no había hecho algo tan redondo y potente. Es una pena que no se estrene en pantalla grande y nos tengamos que limitar a disfrutarla en plataformas VOD (View on demand), sin duda influído por el poder del dirigente que ha hecho todo lo posible por evitar su estreno. Incluso en Cannes se ha proyectado sin pena ni gloria, sin alfombra roja y con la intención de tener el menor alcance posible.
Esta historia, que podría tender al telefilme, gracias a la perfecta dirección de Abel Ferrara, se convierte en un interesante viaje de lo más alto a lo más bajo. Las eternas imágenes del dirigente en la cárcel, su frialdad palpable en su nulo arrepentimiento... Todo nos lleva al debate, a replantear la sociedad en la que vivimos.

La prepotencia del protagonista durante todo el proceso es tan real como asquerosa. Imposible empatizar con alguien que se mantiene firme en su trono, que trata a todos como súbditos, obsesionado por el sexo y sin remordimientos. Un ser construído a base de cheques, al margen de la realidad de la calle (la cual ni le interesa) y seguro de sus contactos para poder resolver tan turbio asunto.
El poderoso es como la Banca: Siempre gana.
El poderoso es como la Banca: Siempre gana.
José Daniel Díaz
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