La Sección Perlas del Festival de cine de San Sebastián nos ha traído un regalo en forma de película. "My life as a courgette" de Claude Barras es una hermosa historia de animación que, en poco más de una hora, es capaz de transmitir emoción, tristeza, alegría y mucha conciencia social. Un fantástico trabajo en Stop Motion que ha contado con el favor del público donostiarra.
Tras la mirada de un niño, existe una vivencia que contar. Si además ese niño vive en un orfanato, esa vivencia seguramente tendrá muchos episodios dramáticos. Un director tiene muchas formas de contar algo así y, posiblemente, la manera en que lo ha retratado Claude Barras sea la más hermosa y emotiva.
Courgette ("calabacín" en castellano) se llama así porque su madre, adicta al alcohol, le puso ese apodo y es su forma de recordarla. Cuando ella fallece, le trasladan a un hogar de acogida donde conocerá otros niños también abandonados ó sin familia que les acoja. Todos ellos transmiten sus carencias a través de pequeños gestos o detalles.
Curiosamente, pese a las reticencias iniciales, poco a poco se irá integrando con sus compañeros hasta llegar a formar una familia basada en la amistad y el apoyo. Este cuento narra de una manera sencilla una gran cantidad de situaciones de gran impacto sentimental, algunas de ellas tremendamente duras.
Más que una película, una experiencia sensorial y emotiva que llega al corazón. Y cada vez resulta más complicado encontrar una película que se acerque a ese espacio y sea capaz de hacernos soltar alguna lágrima. Suiza ya la ha presentado a los Oscar para optar a ser seleccionada como mejor película de habla no inglesa y no sería una locura encontrarla entre las candidatas finalistas.
José Daniel Díaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario