
Por tanto, ¿qué influencia tiene este premio en tu carrera profesional?
La mejor dirección novel nació con un buen argumento: apoyar a directores jóvenes que presentan una ópera prima de calidad merecedora del reconocimiento de compañeros y público. Treinta años después el resultado ha tenido luces y sombras.

Y es que otros nominados que no ganaron el premio, hoy son directores de referencia en el cine español. En 1992, el exitoso Alex de la Iglesia, nominado por "Acción mutante", tuvo que ver cómo el premio recaía en el entonces desconocido Julio Medem por "Vacas". Icíar Bollaín que presentaba la exquisita "Hola, ¿estás sola?" perdía en 1995 con el huracán Agustín Díaz Yanes que arrasaba con "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto".
Y como ellos tantos otros que se quedaron a las puertas como Javier Fesser, Cesc Gay, Pablo Berger ó Jaime Rosales que se desquitaron más tarde ganando el Goya a la mejor dirección con "Camino", "Truman", "Blancanieves" y "La soledad" respectivamente.

Es difícil determinar un patrón. Posiblemente sea un premio que te aporte visibilidad pero por sí solo no suponga nada. Son múltiples factores los que establecen el futuro profesional de los directores y, quizás, éste sea el de menos relevancia. Taquilla, contactos, versatilidad como guionista y director, paciencia y mucha suerte son los que realmente influyen en la apuesta por un nuevo proyecto. Pero qué bonito es tener un Goya en casa ¿verdad?
José Daniel Díaz
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