¡Qué grata sorpresa ha sido la nueva película de Ron Howard! Nuestros amigos de Sensacine nos invitaron al que, para nosotros, es uno de los grandes títulos de este año. "Rush" es de esas películas obligadas, de las que te reconcilia con el cine. Bien dirigida, bien interpretada y bien escrita, ¿qué más se puede pedir?
Rush no es sólo una película sobre la Fórmula 1, es algo más. El director logra, a través de la rivalidad de dos grandes pilotos en el año 76, transmitir una relación amor-odio que sólo podríamos definir como amistad. Lo que podría limitarse a ser un documental ó una historia de ficción objetiva, se convierte en una lección de vida vista desde la más pura subjetividad de cada personaje.
Lo de Daniel Brühl es un caso aparte. Ya suena para Oscar y no es casualidad. Su recreación de Niki Lauda es antológica, creíble y emocionante a la vez. Un talento que no pasa desapercibido y que por fuerza tiene que abrirle muchas más puertas en Hollywood.
Resulta difícil encontrar algún aspecto negativo porque incluso los que estén menos familiarizados con el mundo del motor, encontrarán en "Rush" una historia emocionante, emotiva, nada sentimentaloide, dinámica y atractiva. Ya no se trata de la biografía de dos grandes pilotos, se trata de esa droga llamada competitividad que puede llevarte a la muerte pero también te puede hacer revivir.
A veces un enemigo puede sacar lo mejor de tí, incentivar tu afán de superación y, por contradictorio que parezca, convertirse en tu mejor aliado. En "Rush" descubriréis de forma natural que todo esto es posible y que, además, es mucho más real de lo que parecía.
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