La presencia de Jessica Chastain en San Sebastián trae el glamour americano que este año apenas se podrá disfrutar. Sin embargo, "Memory", su película, no convence. En una jornada de trámite también hemos podido descubrir la argentina "Puan", la interesante "El sucesor", "The Royal Hotel" y lo nuevo de Gillespie "Golpe en Wall Street".
Empezamos en el Teatro Victoria Eugenia, en esta ocasión con la producción Argentina "Puan". Marcelo (Marcelo Subiotto), un hombre de unos 50 años, ha dedicado su vida a la enseñanza de Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras. Cuando su jefe de Cátedra, mentor y compañero de aventuras del pensamiento muere inesperadamente, Marcelo asume que heredará la titularidad de la Cátedra que ha quedado vacante. Lo que no imagina es que Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia), un brillante y seductor colega, regresará desde Alemania para disputar el puesto vacante. Comienza entonces una batalla sin cuartel entre dos profesores extremadamente opuestos en sus estilos y pedagogías.
Lo tengo que decir, soy un fan de este tipo de comedias, si además se le añade interesantes toques de filosofía y mucho ingenio, y esas típicas escenas de la clase media Argentina, con discursos políticos, ese punto donde sus diálogos se entrelazan, las relaciones de una facultad y las relaciones interpersonales, y con gotas de añoranzas, y si además las interpretaciones de los dos protagonistas, Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia, son los pilares que sostienen la trama, con interpretaciones muy convincentes y carismáticas, un auténtico duelo filosófico, lo antiguo y lo moderno, y la forma de enseñar a los alumnos, esa rivalidad en torno a quien tiene el poder, el egocentrismo de los dos, la lucha más o menos despiadada el cóctel que resulta es una comedia muy simpática original, con la que pasar un buen rato. Mención especial también al guion y dirección que es a dos manos, Maria Alche y Benjamin Naishtat, que ya fueron premiados aquí, por separado, por "Familia Sumergida" y "Rojo".
Una historia comprometida por la lucha por los derechos, por los intereses económicos, la educación pública. Literalmente nos sumergen capa a capa, en la realidad de los docentes, ese asalariado estatal, con el cual nos identificamos desde la primera escena. Mención especial para el elenco femenino, que es mayoritario, con las interpretaciones de Julieta Zylberberg, Mara Bestelli, Andrea Frigerio, Cristina Banegas, y una aparición estelar de Lali Esposito. Aclarar que el título de la película se refiere a la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Un film que tiene el tono justo para lograr el equilibrio entre el ridículo y lo serio, como ese costumbrismo pesimista de cierto cine Argentino de años anteriores. pero con una actualidad candente.
En esta película no hay villanos, es para un público muy amplio, desde una perspectiva amable, generosa donde todo el mundo tiene sus razones, Una excelente manera de empezar el día.
Para la segunda película del día nos dirigimos al teatro Principal a ver "El sucesor". Ellias Barnès, de 30 años, acaba de ser nombrado nuevo director artístico de una famosa casa de moda parisina. Pero cuando las expectativas son altas, empieza a sentir dolores en el pecho. De repente, le reclaman en Montreal para organizar el funeral de su padre, del que está distanciado, y descubre que puede haber heredado algo mucho peor que su débil corazón.
Cuando se hizo pública la programación quizás lo que llamó más la lógica expectación es visionar la segunda película del director francés Xavier Legrand, tras esa maravillosa e impactante ópera prima "Custodia compartida", que ganó el León de Plata en Venecia en 2017. Y una vez vista, me deja muchas sensaciones, sobre todo por la complejidad del protagonista Ellias Barnes, interpretado por Marc-Andre Grondin. Aparenta ser un thriller oscuro y misterioso, le haría falta un orden claro y que no desoriente tanto al espectador que resta efectividad a la historia, ayuda que tiene elementos interesantes, giros oscuros, y que se va diluyendo la intensidad que podría haber elevado a las alturas de una historia muy memorable.
Y eso que comienza muy bien, esa presentación de modelos, ese mundo de la alta costura, ese movimiento de cámara, ese nivel técnico, que después es de una simplicidad que si bien no es perjudicial, tampoco agrega mucho a la experiencia visual. El director aclaró que ante los comentarios de que era una obra bastante alejada de la precedente, el lo negó, manifestó que "Custodia, hablaba sobre la violencia de las mujeres, un fenómeno cuya denominación me parece algo hipócrita ya que no contempla al que ejerce dicha violencia, que no es otro que el hombre. Y esa violencia patriarcal no sólo es ejercida contra las mujeres, también otros hombres, especialmente los hijos, los descendientes de los agresores, son depositarios de esa violencia. Cuando leí la novela de Alexandre Poster en la que se inspira la película, encontré un argumento para profundizar en la idea."
A una pregunta de que hay una utilización evidente de recursos narrativos propios del cine de terror, para generar escenarios de tensión, contestó que, "la tensión es algo que emerge cuando le damos sus espacio, Hay cierta tendencia a pensar que para que haya tensión tiene que haber acción o un ritmo trepidante que la provoque, pero yo creo que es justamente al revés. También a la importancia de haber rodado el film en orden cronológico para lograr esos escenarios de tensión. esa intensidad creciente. esa escena final donde se rompe en llanto, para desprender una imagen viril, pero al mismo tiempo, tener los ojos y la mirada de un niño."
Eso se hace más palpable en la que el director dedica la primera hora del metraje a describirlo, de sus miedos, de heredar los problemas de corazón de su padre, de una férrea voluntad a hacerse un nombre
Hay una pregunta que es la base de todo, y que nos seguimos preguntando al terminar la proyección ¿por qué Ellias no acude inmediatamente a las autoridades? y eso es lo que provoca del debate, y a los espectadores, ¿qué hubiéramos hecho en esa situación?, y que también nos obliga a tomar el camino más difícil e implicarnos en las palabras que no se pronuncian entre los personajes, o las acciones difíciles de asumir, o en la debilidad humana. Como en los tiempos de las grandes tragedias, como Edipo o Hamlet, cuyos protagonistas buscan desesperadamente desprenderse de una herencia maldita que les persigue, en una huida hacia adelante, como le ocurre al protagonista. Un film perturbador, que no te deja indiferente, una tragedia clásica en toda regla, escabrosa, despiadada, como si te adentras en aguas pantanosas.
La tercera película del día es una coproducción México- Estados Unidos- "Memory" y nos lleva al drama de Sylvia que es una trabajadora social que lleva una vida sencilla y estructurada: su hija, su trabajo, sus reuniones de AA. Todo esto salta por los aires cuando Saul la sigue a casa tras su reunión del instituto. Su encuentro sorpresa impactará profundamente a ambos al abrir la puerta al pasado. En esta ocasión nos lleva la Sección de Perlas, el primero de los dos films que han rodado de manera consecutiva su director Michel Franco y la actriz Jessica Chastain, y que tuvo su estreno en el último festival de cine de Venecia y donde su protagonista Peter Sarsgaard, ganó como mejor actor.
A diferencia de la proyección anterior, ésta me resulta aburrida y tediosa, hay poca pasión, en todo, en su montaje, en su forma de narrarlo, y visualmente, una historia muy pausada, que no genera ninguna emoción, y cuesta entrar en materia. Un ritmo tranquilo, demasiado tranquilo, que hace que no nos involucremos hasta su parte final, pero para eso , ya es tarde. La verdad que iba con muchas pretensiones a verla, sus dos anteriores películas "Sundonwn" y la inquietante y maravillosa "Nuevo Orden". Para su director, se trata de gente rota, sobre personas que no encajan en la sociedad, afirmó que "ese tipo de perfiles me interesan mucho más que aquellos que fingen ser perfectos. La mayor dificultad a la hora de hacer un retrato de este tipo de personas y de los ambientes en los que se mueven es conseguir llegar a la verdad que hay en ellos."
En ese sentido, sigue, que "me sentí muy tranquilo, viendo el trabajo de Jessica, y especialmente con quienes formaban parte del grupo de Alcohólicos Anónimos que no eran intérpretes profesionales sino miembros reales de esta asociación." Jessica habló del hecho de formar parte de una película independiente que toca temas escabrosos, "lejos de suponer un problema, es un estímulo, arriesgar, en producciones más grandes te pagan mejor pero no te sientes tan importante ni tan creativa." Le gusta definirse como una actriz antes que como una estrella y sobre todo anteponer sus valores personales a aquellas servidumbres que le puede llegar a imponer su profesión, por lo general, "tiendo a asumir como propias las experiencias que vive mis personajes, con todos ellos acabó por tejer hilos invisibles que me van acompañando el resto de mi vida."
Como todas las películas de Franco, es sorprendente el final, con el resto del metraje, la verdad de un hombre que constantemente se ve obligado a mirar y mirar su situación y su relación con las personas que le rodean. Ésta es también como muchas, esa tradición sobre personas destrozadas, que se unen, a pesar de sus familias, y su situaciones particulares, y nos lleva a una frialdad emocional, como esos paseos por el Central Park, y con las vista de Nueva York. Antes había comentado la parte final, esa ruptura familiar disfuncional durante la cual todos los fantasmas de hace años se presentan de manera desgarradora, filmada en una toma larga, en colaboración con el director de fotografía Ives Cape, una forma de apartar el camino de los actores sin manipularlos.
Y sin salir del Teatro Principal nos lleva a la cuarta proyección del día "The Royal Hotel". Hanna y Liv son dos amigas estadounidenses que viajan como mochileras por Australia. Tras quedarse sin dinero, Liv, buscando vivir una aventura, convence a Hanna de aceptar un trabajo temporal tras la barra de un pub llamado The Royal Hotel, en una remota localidad minera del Outback. El dueño del bar, Billy, y un grupo de lugareños les ofrecen una desenfrenada introducción a la cultura del alcohol en Australia, pero pronto Hanna y Liv se ven atrapadas en una inquietante situación que rápidamente escapa a su control. Hay películas como las de hoy, o como el resto de los días anteriores del festival, que generan sonrisas, lágrimas, pero en ésta, te genera tensión, incomodidad y muchos momentos de un clima muy enrarecido, crear un entretenimiento , pero a la vez, que el espectador no se pueda relajarse.
Su directora Kitty Green, (segunda película de ficción, también es documentalista,), ya nos había sorprendido con "The Assistant", una película que de una manera sutil denunciaba las atrocidades cometidas por el productor cinematográfico, Harvey Weinstein, aquí la temática se mantiene, aunque el tono y el estilo es completamente distinto, en esta nos lleva sobre el aspecto más salvaje del género masculino, nos lleva de la mano, en la incomodidad que plantea de forma inteligente, de que todo terminara mal para las protagonistas formidables Julia Garner y Jessica Henwick, ellas dos, van manejando los tiempos, y los ritmos, y coquetea todo el tiempo con la idea de que todo puede salirse de control y orden.
Un guion que tiene bastante que entregar por más que parezca por instantes convencional, lo hace de eso una mirada absoluta por sentirnos muy incómodos. La formación del clímax es gradual, e incluso divertida, los diálogos constantes contra la masculinidad tóxica, con una notable puesta de escena, y ese otro protagonista el impresionante escenario del pub, bellamente filmado en ese bar abandonado en Yatina, una ciudad que consta de solo veintinueve personas, con las bromas coloristas, intenciones maliciosas, y ese limbo aterrador entre luchar y huir de las camareras. Nos retrata la cultura del alcohol con una precisión exquisita, un reloj completamente convincente basado en un documental llamado Hotel Coolgardie. Una película comercial que puede conectar con la mayoría del público. Cómo se agradece este tipo de películas en los Festivales, gracias a los programadores.
Y para finalizar este martes una producción de los Estados Unidos "Golpe a Wall Street". Nos descubre el disparatado caso real de gente corriente que consiguió jugársela a Wall Street y se hizo rica convirtiendo GameStop (una popular tienda de videojuegos y electrónica) en la empresa más candente del mundo. La historia definitiva de David contra Goliat. En medio de todo este embrollo se encuentra Keith Gill (Paul Dano), un tipo cualquiera que invirtió los ahorros de su vida en acciones y empezó a publicar sobre ello en redes sociales. Gracias a sus consejos bursátiles, su popularidad estalló, al igual que lo hizo su vida y la de todos sus seguidores, que empezaron a enriquecerse de la noche a la mañana. No obstante, los multimillonarios no tardaron en contraatacar, desencadenando una de las batallas financieras más feroces vividas en Wall Street.
Quizás el mejor acierto de esta película es que no tienes que tener nociones de economía, solo lo de las acciones a corto plazo, (consiste en vender de manera anticipada acciones apostando por una caída de sus precios con el objetivo de recomprarlas por un precio mas económico más adelante), y muy estimulante, como esos millones de personas de gente de clase media que se junte para jugársela a la bolsa. La forma de narrar los hechos cronológicos, es exquisita. No es tan didáctica como lo fue en su día " La Gran Apuesta", la típica película que gusta porque acaba perdiendo el rico, aunque el protagonista, que era pobre, acaba siendo el más rico de todos. En los 104 minutos de duración el lenguaje es rudo, maquillando la jerga económica, un montaje dinámico, títulos en pantalla, una banda sonora a todo volumen así como los efectos especiales.
El reparto está muy bien elegido, con unos actores que dan vida a unos personajes entrañables y carismáticos, Paul Dano, está espléndido como el líder de todo el movimiento, un tipo normal que se convierte en héroe accidental. Una historia real que parece de ficción, que te hace pensar en cómo el dinero mueve el mundo y como unos pocos pueden cambiar todas las reglas, que te hace pasar un buen rato, y no sabéis lo que se agradece a estar horas de la noche. Su director es Craig Gillespie, que ya nos ganó a todos con "Yo, Tonya" en las dos, son solventes y eficaces, Recomendable.
JOSE ANTONIO DIAZ
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